7.10.13

Reconstrucción.

He olvidado voluntariamente
cuándo decidí que te quería
conocer,
cuándo quise
que dejaras de ser alguien
para ser simplemente tú.

Aún no sé
por qué tuve la genial idea
de abrirme en canal
sentarme a esperar(te)
y pretender que fuera recíproco.

Tú me miraste hasta el fondo
desde el minuto uno
y claro:
la adolescente con coletas que escondo detrás
de este escote
quiso creer que con eso bastaba.

Los "quiero" y los "pero no puedo"
jugaban al tira y afloja
con las ganas
que marcaban el camino
entre tu cabeza y mi ombligo.

Fumarme entera.
Fumarte a medias.
Que el tiempo y el humo
detuvieran
mis ansias reconvertidas en enfermedad.

No quiero saber si alguna vez
tuviste ganas
de hacerme el desayuno
o de follarme
en los baños de nuestro garito preferido.

Porque a veces
la felicidad es que tus oídos
no escuchen
lo que tu cabeza ya sabe.

Ignorancia por conveniencia
como terapia de choque
ante un ayer
que apuntaba maneras
para convertirse en mañana.

Pero en un mañana
de la hostia.

Menos mal
que lo vintage
está de moda.

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Mi caja de cerillas no es muy grande... Pero seguro que puedo hacer un huequito para la tuya :)