1.10.13

Del amor a Troya hay cuarto y mitad de mentiras.


Todo el mundo miente.
Más, menos,
a la hora del desayuno
o cuando te piden un cigarro.

El cura, tu ex-novio, la panadera,
tu compañero de piso, el periodista,
la vecina de arriba
o tu amor platónico.

Hasta mi profesora de latín mentía.

"Omnia vincit amor".
Aún me acuerdo: el amor todo lo vence...
Mentira.
A Paris no le sirvió de nada.
Sí, ganó a Helena...
Pero a un precio que aún no sé
si yo misma estaría dispuesta a pagar.

En la carrera
por conseguir el amor absoluto
la familia y la pareja deberían jugar
en ligas diferentes
para mandarlas al banquillo
siempre que una de las dos corriese peligro.
Esto también va de acumular
el mínimo de tarjetas rojas
para que no tengas la excusa
de dejarme sin jugar por sanción.

El mismo caballo de Troya
fue una mentira también.
Llámalo mentira
llámalo trampa
llámalo "la estrategia más grande
jamás concebida en la batalla".

Y es que disfrazar con algo aparentemente amable
una amenaza latente
eso
sabemos hacerlo todos.

El problema viene
cuando te pillan antes de tiempo.

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Mi caja de cerillas no es muy grande... Pero seguro que puedo hacer un huequito para la tuya :)